sábado, 13 de abril de 2013

LA EDUCACION EN MEXICO

La problemática con la educación en México se basa en la falta de opciones y de capacidad de decisión que tienen los estudiantes desde infantes.
Los niños, desde que inicia su educación en maternal, son entrenados para hacer exactamente lo que les dicen. Pasan alrededor de seis horas en el colegio, siguiendo órdenes de la maestra; qué deben escribir, de qué color dibujar, a qué jugar… Salen de la escuela y se encuentran en la casa con una madre que hace lo mismo: qué comer, qué ponerse, cómo hacer la tarea.
A sus cortos seis años, ya están completamente configurados para saber que no tienen necesidad de decidir o de pensar por sí mismos (obviamente digo esto de la forma más burda, no es literal). Se sientan frente al cuaderno de tarea, con la tarea escrita por ellos mismos y el mismo ejercicio hecho en clase y creen que no saben qué tienen que hacer; saben que su madre, sin necesidad de que ellos lo pidan, les dirá qué hacer y cómo.

¿Qué podemos esperar, por lo tanto, de un grupo de adolescentes entre 15 y 17 años, en un salón de clases de preparatoria? Exactamente lo mismo que de un niño de seis años; aún menos. Están completamente acostumbrados a que se les resuelva todo. No les han dado la oportunidad de tomar sus propias de decisiones. Nunca. No los han dejado elegir. Nunca. Siempre, durante toda su vida escolar, que es prácticamente toda, les han dicho qué hacer y cómo.
Por lo mismo, no nos sorprende nada cuando les das a escoger y no entienden qué estás haciendo. Les pides un ensayo sobre un libro y les dejas el tema libre y todos protestan que está muy difícil. ¿Muy difícil elegir un tema que les guste? Claro, nunca se los han permitido.
Sin embargo, es fascinante lo que leemos en sus ensayos una vez que los dejas escoger. Pareciera que les has dejado abierta una puerta a su imaginación y por fin han podido decidir de qué escribir, cómo escribirlo.

Al principio se muestran bastante flojos; ya sea el niño de pre-primaria o el adolescente. Su mente reclama, lleva demasiados años medio dormida. No quiere empezar a tomar decisiones ahora. Luego, no entiende muy bien, pero le empieza a llamar la atención la idea; le cosquillea la posibilidad de escoger de qué será la tarea. Le causa duda, pero entiende que puede ser mejor en eso que de lo que era cuando todo era aprendido.

¿Cómo es posible que nos sorprenda que tantos adolescentes no sepan qué quieren estudiar? Nunca han tomado un decisión importante antes. Nunca se les ha invitado a sufrir las consecuencias naturales de sus actos.

Recuerdo un estudiante que se me acercó una clase antes del parcial y me dijo: Miss, mi libro está muy largo. No creo que lo acabé a tiempo para escribir el ensayo. ¿Puedo leer la mitad? Al principio intenté convencerlo de que tenía toda la semana para acabarlo pero cuando vi que no cedía le dije: Desde el primer día de clases les dije que tendrían que leer un libro para el primer parcial. Eso fue hace cuatro semanas. Tú tenías esta información desde el principio y aún así decidiste no leer. Estas son las consecuencias de esa decisión. Puedes no acabar el libro y escribir el ensayo así, pero tu sabes que eso puede afectar tu calificación. Y él sólo me dijo: Tiene razón, maestra. Y se fue sonriendo a su lugar.

Es necesario permitir a los niños que elijan. Que decidan. Que prueben. Que se equivoquen. Pasan el día jugando vídeo juegos programados con una sola respuesta, sus exámenes sólo tienen dos opciones: bien y mal. Llegan a la carrera con una única idea de cómo deben ser las cosas y sin la experiencia que te brinda el escoger, el errar y el corregir.

Me gustaría hacer la prueba y comparar la respuesta de un niño (o un adolescente), en las mismas condiciones, que ha tenido siempre las respuestas a la mano (entregadas por la gente que lo rodea) y uno que lo dejaron tropezarse y levantarse, con el fin de comprobar que los segundos, además de estar más preparados para la vida, están más abiertos a su lado artístico y buscan aquello que les da felicidad y en lo que son buenos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario